jueves, 19 de abril de 2007

Mesa "Política del acto en la institución pública, Estrategias en la admisión".

Mesa "Política del acto en la institución pública, Estrategias en la admisión".

Noches de Práctica institucional en la E.O.L., Mayo 2006.


Lo inadmisible...

Ignacio Penecino

La Admisión al Servicio de Salud Mental en un Hospital público implica un lugar de tensión para quien juega el papel de “abrir” la puerta al servicio y tiene una orientación lacaniana. No debemos olvidar que dicha practica, la Admisión, se inscribe en un Otro, un Hospital público y más precisamente en el Estado, y que este último tiene su política, su “razón de estado”.
En una conferencia del año 1979 Michel Foucault enseñaba como el estado moderno surge de los que llamó “estados pastorales”, es decir heredero de las doctrinas Cristianas sobre el hombre y doctrinas Griegas sobre el estado. Lo importante para resaltar es la confesión religiosa. Esta tiene una doble vertiente: El examen de conciencia y la dirección de conciencia; la razón de éstas, ahora puestas al servicio del estado, están orientadas a que el ciudadano confiese la verdad. Por que si el ciudadano se desvía quien lo dirige también. “...la razón de estado no es un arte de gobernar según las leyes divinas, naturales o humanas. Ese gobierno no tiene que respetar el orden general del mundo. Se trata de un gobierno de acuerdo con la potencia del Estado. Es un gobierno cuyo fin es acrecentar esa potencia en un marco extensivo y competitivo.” En donde la conexión del Goce y el Otro por medio de la confesión tiene como objetivo la homogenización de los sujetos y mortificación de los cuerpos. Así es entendible por que las TCC son tan bien receptadas en algunos gobiernos.
¿Cómo se presentan los pacientes en la actualidad? Claramente lo muestra Miller en el texto “Una fantasía”, recientemente publicado en el último numero de la revista Lacaniana, el sujeto demanda un S1, “evaluativo”, que refuerce un fantasma de mayor consistencia yoica.
El psicoanálisis en las instituciones propone otra cosa, lejos de la homogenización a un S1 universal, no lo rechaza a este dando lugar al privilegio, a lo particular. Y no se desentiende de la dimensión de la confesión que esta en juego en el tipo de dispositivo que propone, sino que la diferencia esta en permitir que algo de goce, que pasa al significante, se inscriba en una ficción particular; colocándonos al lado del S1 de la institución. Ya que: “el privilegio es la ley de lo particular y no hay otra ley del goce más que la de lo particular, el goce es siempre particular, no es general.”


El caso.

M. Se acerca al mostrador de la sala de espera del servicio, formulando la siguiente consulta: "Quisiera saber si aquí se dan grupos para tag". Al preguntarle por esto último M. precisa: “si, si, grupos de autoayuda o un curso de respiración y relajación para la ansiedad generalizada”. Se le contesta que no contamos con ese tipo de dispositivos, a lo que el paciente insiste si sabíamos de algún lugar en donde se brinden este tipo de grupos, se le expresa: “no, no tengo esa información, pero le pudo ofrecer una admisión para empezar un tratamiento en el servicio”. M. contesta que si, preguntando qué tenía que hacer, se le indica que deje su nombre y apellido y que espere y será atendido a la brevedad.
Al ingresar al consultorio el paciente afirma “tengo tag, trastorno de ansiedad generalizado”. Este diagnostico se lo dio un Médico Psiquiatra con el cual había tenido cinco entrevistas, este diagnóstico no fue solamente lo que le dio el Psiquiatra, también dos medicaciones, que en el momento de la entrevista M., no recordaba cuales eran. El paciente había decido suspender el tratamiento con este Médico por problemas económicos; ya que las tres entrevistas se las había pagado un amigo y él no estaba en condiciones económicas de poder continuarlo. Con respecto a la medicación el paciente ya había empezado por propia cuenta a realizar una reducción en la ingesta de la misma.
Se le pregunta: ¿Qué paso ahora, que se decidió a consultar? “Yo me aplaqué con los años, este verano me falto el aire, no podía respirar, señal de que algo hay que atender”. Se le pregunta por esta “señal a atender”. “Cuando tenía 20 años tenia ansiedad y me recetaron una pastilla de por vida”...“esa ansiedad desapareció. La deje de tomar, porque estaba como estúpido”. En ningún momento realizó una psicoterapia, sino tratamientos psicofarmacológicos.
¿Porque empezó tratamiento? “Me veían muy ansioso, un día un familiar me vio mal y me dijo: anda a ver a este tipo que a mí me ayudo, yo te pago las entrevistas”... “la verdad que me fue mal con un negocio”.
Relata que es casado y tiene tres hijos, que no presenta problemas de sueño, que “El tema es prevenir esta ansiedad insipiente, como la manejo desde lo conciente, el inconsciente es otra historia”. Al describir este estado de ansiedad lo que el paciente relata es la imposibilidad de concentrarse en lo que esta haciendo: “me pongo a pensar en otras cosas”, y que tiene miedo de que le falte la respiración nuevamente. “Se me ocurrió a mí buscando en Internet que podía hacer un curso de relajación y respiración para manejar mi ansiedad.”
Se le pregunta que pretende él del tratamiento: “y hacer un grupo en donde me enseñen relajación y respiración, para poder dominar la ansiedad”. Ante este dicho se interviene: Entonces a usted no le interesa deshacerse de la ansiedad. El paciente se sorprende y exclama: “a no!!!, nunca me habían dicho algo así, es otra manera de pensarlo, nunca lo había pensado así, le paso el micrófono a usted. Cambio el discurso, tengo ansiedad y quiero saber como la puedo sacar.”
En ese momento se da por terminada la entrevista y se lo recita al paciente para la próxima semana, aclarándole que tendrá un turno con un Psiquiatra para evaluar la medicación que ya viene tomando y realizar un plan a corto plazo con la medicación.
El día que M. estaba recitado para continuar con las entrevistas de admisión, nos encontramos con un mensaje de parte de M., en el cual decía que no asistiría a las entrevistas indefinidamente ya que había conseguido que le pagaran las entrevistas con el Psiquiatra.



Hay quienes admiten, hay quienes avalúan y consienten.

En el dispositivo de la admisión hay una evaluación, psiquiátrica, por un posible riesgo del paciente, pero no es solamente esto. La admisión parte de en un universal: “todos tienen que tener acceso a la salud mental”, en este punto la admisión es simplemente abrir la puerta del consultorio, llenar una ficha estadística y dar un turno o una derivación según los protocolos. El problema es “todos tienen que” y que entendemos por “salud mental”, ya que la lógica universal de la época es un empuje al consumo y la salud mental no cae por fuera del mercado, en este momento. Ante cualquier acontecimiento imprevisto, ya sea den un individuo o un grupo, se supone que, a partir del acontecimiento, pasan a estar “traumatizados” o pueden estarlo.
Hay quienes avalúan: el que dirige la entrevista de admisión tiene a su cargo la avaluación de la demanda del paciente, esto permite tomar una decisión, a riesgo, a la hora de intervenir. Y el paciente lleva adelante la avaluación de su propio padecer, pasando del hecho al dicho y así es posible su localización subjetiva en relación con sus dichos, es el sujeto como su propio clínico.
Que el paciente llegue y rápidamente sea alojado, escuchado, la institución produce una inscripción en el Otro. En tanto hay a quien dirigirse se propicia una parroquia, ya que algo de lo que tiene para decir el sujeto puede ser tomado, sancionado, por el Otro. Esto nos hace recordar al witz. En el witz hay alguien que dice algo, otro que escucha y un tercero que sanciona, el punto es que lo dicho resuena mas allá del decir en quien escucha. Freud, en su texto sobre el chiste, estudia al witz para dar cuenta de una de las formaciones del inconsciente, un camino hacia este. Podemos pensar: si bien este es uno de los caminos, es la asociación, la producción de un S2, sobre ese efecto particular lo que da cuenta del consentimiento; es decir: el sujeto asocia por que consiente y consiente por que asocia.
En el caso presentado nos encontramos que M. decide no tomar lo que se le ofrece, tampoco se consigue un grupo de autoayuda, sino que retorna a su tratamiento con el psiquiatra, que se lo había recomendado y pagado un familiar. Pensándolo a-posteriori: él ya estaba en un tratamiento y la incredulidad en este fue solucionada.


Bibliografía.
  • Belaga G., Chamizo M., Fleischer D., y otros (2005) “Resultados terapéuticos, con y sin Transferencia, en los dispositivos institucionales” presentado en el II Encuentro Americano “Los resultados terapéuticos del psicoanálisis”.
  • Foulcault, M., (1996) ¿Qué es la ilustración?, Madrid, De la piqueta.
  • Freud, S., (1985) “El chiste y su relación con lo inconciente.” en Obras Completas, t. IIX , Bs. As., Amorrortu.
  • ——, (1985) “Una vivencia religiosa.” en Obras Completas, t. XXI , Bs. As., Amorrortu.
  • Herrman, N., y otros (2005) “Las nuevas formas de la transferencia en la admisión” presentado en el II Encuentro Americano “Los resultados terapéuticos del psicoanálisis”.
  • Miller, J.-A., (2000) “Un divertimento sobre el privilegio” en Más Uno, 4, Buenos Aires, Escuela de la Orientación Lacaniana.
  • ——, (2000) Introducción a un discurso del método analítico, Buenos Aires, Eolia-Paidós.
  • ——, (2004) “De la utilidad social de la escucha”, en Virtualia, 10, Buenos Aires, Escuela de la Orientación Lacaniana.
  • ——, (2006) “Una fantasía” en Lacaniana, 3, Buenos aires, Escuela de la orientación lacaniana.

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