Unidad Académica
Hospital Central de San Isidro
Autores: Iammatteo M. Inés, Leserre M. Eva, Lima
Quintana Delfina, Melamedoff Daniel, Rossi Alejandra.
Palabras Clave: Trabajo en salud –
Padecimiento Institucional - Posición subjetiva - Análisis personal.
ABSTRACT:
El objetivo del siguiente trabajo será articular el trabajo
en salud y las implicancias subjetivas del profesional que integra un equipo de
salud, tanto en la formación de los alumnos de medicina como así también en el
campo de la asistencia institucional. De qué modo el padecimiento se encuentra
entramado a un encuentro con la práctica que implique una posición subjetiva
sacrificial. Nos preguntamos desde qué otros lugares se podría abordar la
práctica profesional en las instituciones y la relación que esto tendrá con el
análisis personal de cada profesional.
DESARROLLO:
Horacio González en su texto el dolor del funcionario[iii]
plantea que “Hay en todo el mundo (…) la idea de una culpabilidad del Estado.
Esta idea no carece de fundamentos. Siglos y siglos de teorías del Estado
basadas en una razón que le sería propia, por encima de la comprensión del
ciudadano común, acabaron produciendo una sospecha de que ante las catástrofes
o desarreglos del mundo real, el Estado tiene una suerte de culpa eminente. (…)
se dice que a los funcionarios estatales, ante cualquier incidente, lo primero
que se les viene a la mente es exculparse. (…) se parte de la idea de que las
víctimas son un sujeto doliente de la historia, se piensa que todo accidente en
los sistemas públicos (…) no son tragedias. Se presupone la culpabilidad del
Estado.
Las víctimas nunca están calladas, (…) la política y el
Estado mismo son ámbitos de escucha de las víctimas, y de actuación en su
nombre. El Estado puede ser de inmediato culposo; sus funcionarios no debemos
ignorarlo ni dejar de dialogar con el propio Estado en nombre de las víctimas.
(…) El dolor público, para ser pedagogía colectiva no precisa exculpaciones
profesionales”.
Creemos muy importante estar atentos a lo planteado aquí ya
que es algo que atraviesa a todos los profesionales que encarnan la figura del
funcionario público, y esto sucede inmediatamente en cuanto se trabaja en una
institución pública. Suponer la idea de un estado culposo podría conllevar
actuar desde un lugar poco conveniente, cargando con esa culpa, con su accionar
apuntando hacia el quedar exculpado. Tarea que seguramente repercutirá en un
padecimiento de dicho profesional.
Para ilustrar este texto traeremos un recorte de un suceso
vivido por un profesional de la salud mental en una institución pública. El
profesional caminando por la sala de espera de terapia intensiva se encuentra
con un familiar de un paciente desconocido para él, quien lo increpa porque
éste está usando el celular. Asumiendo que debería estar haciendo algo en pos
de lo que está atravesando su familiar. Qué sucedería con este profesional si
toma esto a su cargo, presuponiendo que su deber es responder inmediatamente
ante el pedido de una “victima”. A su vez es interesante poder pensar cómo esto
necesariamente se enlaza con el análisis personal de cada uno en función de
cómo repercute en la trama fantasmática de cada uno.
Freud en
Consejos al médico[iv]
postula que el modelo más conveniente para la práctica es el del cirujano, que
procede dejando de lado todos sus afectos y compasión humana, y concentra sus
fuerzas en realizar una operación lo más acorde posible a las reglas del arte.
Para el psicoanalista señala que hay una tendencia afectiva peligrosísima, que
es la ambición de obtener un logro convincente para los demás, generando una
disposición de ánimo desfavorable para el trabajo y quedando indefenso ante las
resistencias del paciente. Se justifica la exigencia de frialdad de sentimiento
al analista ya que crea para el médico, el muy deseable cuidado de su propia
vida afectiva, y para el paciente el máximo grado de operatividad que se le
puede prestar.
Lacan se
pregunta en su “Breve discurso a los psiquiatras” cuál es el papel del
Psicoanálisis en la formación de los psiquiatras, y resalta allí la experiencia
del encuentro del médico con la clínica, de donde ya no se sale intacto,
teniendo en cuenta lo que hay de angustia en ese encuentro, allí donde el
médico está concernido. ¿Cómo pensar entonces esta afectación en el
practicante, a partir del encuentro con la clínica?
El psicoanálisis nos enseña, no sólo, que la angustia es un
afecto, sino que la misma tiene una
función y que ésta, está ligada a la orientación.
“La angustia (…) está, en efecto, en la lógica de las cosas,
es decir, de la relación que tienen ustedes con su paciente. Sentir la angustia
que el sujeto puede soportar los pone en todo momento a prueba. El analista que
entra en su práctica, no está excluido de sentir (…) en sus primeras relaciones
con el enfermo, alguna angustia”[v].
Lacan se pregunta de qué clase de angustia se trataría y cuál sería su función, si es
que la tuviera.
Podría pensarse que la emergencia de la angustia evidencia,
que el encuentro con la clínica pone en cuestión los ideales, hace vacilar las
identificaciones con las que se cuenta al inicio de la práctica. Ideales que,
en el campo de la salud, estarán relacionados con la idea de curación y
salvación. La práctica, entonces, nos muestra una y otra vez lo inadecuado de
este encuentro, que será siempre en tensión (resistencia, repetición, no
mejoría).
Intentar rectificar la práctica hacia el lado de la
salvación, llevaría quizás al padecimiento, el burn out, etc. Por otra parte,
estar advertidos de que la angustia es estructural y tiene una función,
posibilitaría que el practicante reoriente su práctica, sabiendo que ésta, no
será sin la tensión que produce el encuentro con un paciente y los obstáculos
que se presentan en el trabajo en una institución donde convergen diferentes
discursos.
El psicoanálisis piensa la angustia en relación con el deseo
del Otro, por lo tanto ésta es estructural al sujeto, sea paciente o
practicante. Será entonces un lugar posible para desplegarla, el análisis
personal y/o los espacios de supervisión, estando advertidos, de que, ante su
emergencia, algo nos concierne e implica en tanto sujetos.
BIBLIOGRAFÍA:
·
González,
Horacio, El dolor del funcionario, Diario Página 12 del 24/02/2013.
·
Freud, Sigmund
(1912), Concejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico, Obras Completas
tomo XII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1998.
·
Lacan, Jacques
(1962), Seminario 10 La angustia, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2003.
[iii] Horacio González, El dolor del funcionario, Diario página_12 del
24-02-2013.
[iv] Freud, S.: (1912) “Consejos al médico sobre el tratamiento
psicoanalítico” en O.C., Tomo XII, Amorrortu ed., Bs. As., 1998.
[v] J. Lacan, La angustia en la red de los significantes, pág. 13, 14,
15 En Seminario “La angustia”. Año 1962. Ed Paidós.
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