Por Guillermo A. Belaga
“La víspera, dos palabras dudosas lo
habían detenido en el principio de la Poética.
Esas palabras eran tragedia y comedia (…) nadie, en el ámbito del
Islam, barruntaba lo que querían decir”.
La Busca de Averroes, J.L. Borges en
El Aleph (1949)
Este
texto breve, surge a partir de las lecturas de otros textos que ayudaron a leer
en estos días la cruel noticia del asesinato de los integrantes de la redacción
de Charlie Hebdo.
1.
Jorge Luis Borges, en su trabajo sobre Averroes da cuenta del obstáculo que
este encuentra en la traducción y comentario de Aristóteles. Especialmente,
dice, mientras escribía su obra Tahafut-ul-Tahafut (Destrucción de la
Destrucción), se encontraba más preocupado por resolver la noción dificultosa
de esas palabras. Así, luego de un bello desarrollo llega a la conclusión que:
“Aristú (Aristóteles) denomina tragedia a los panegíricos y comedias a las sátiras
y anatemas. Admirables tragedias y comedias abundan en la páginas del Corán”.
Resulta
interesante comprobar que en esta definición no se trata de sinónimos, más bien
parafraseando a J.A.Miller de diferentes universos de discurso.
Buscando
entre los usos y significados de
panegírico se encuentra: “Discurso en el que se alaba a alguien, especialmente
el que se hace honor a un santo”. Al parecer en el siglo IV la literatura
hispanocristiana contó con cultivadores ilustres, como el papa San Dámaso,
autor de panegíricos de santos y mártires.
Mientras
tanto, la sátira se caracteriza por expresar indignación hacia alguien o algo,
con propósito moralizador, lúdico o meramente burlesco.
Por
último, el anatema, puede significar “excomunión o exclusión de una persona
católica de su comunidad religiosa y de la posibilidad de recibir los
sacramentos, dictada por la autoridad eclesiástica competente”, como también:
“condena moral, prohibición o persecución que se hace de una persona o de una
cosa (actitud, ideología, etc.) que se considera perjudicial”.
2.
En su texto “El retorno de la blasfemia” (publicado en Le Point, el sábado 10
de enero) Jacques-Alain Miller subraya “que la era de la ciencia no hizo
desvanecer el sentido de lo sagrado” sino que por el contrario el mismo tiene
una presencia, si bien no real, sí como
hecho de discurso, con la fuerza de hacer que “se mantengan unidos los signos
de una comunidad”, un orden simbólico cuyo reverso sería el caos. Este régimen
del discurso amo, ya fue descripto por Miller en una conferencia de 2004
titulada “Una fantasía”, como una resistencia del “lado Islam de la
civilización”, una distancia a la civilización hipermoderna, a lo que
justamente tiene como su brújula, el objeto a.
3.
En un artículo en Pagina 12, del 11 de enero titulado “Occidente y las
imágenes” su autor Horacio González, se
lamenta por los hechos y denomina a los integrantes de Charlie Hebdo como
“modernas víctimas de la lucha por las imágenes”. A partir del texto, donde
pone en consideración que estamos “frente a la encrucijada de las imágenes”, se
podrían extraer algunas cuestiones: la preferencia por la prohibición de las
imágenes figurativas por parte de los musulmanes en los lugares sacros, no
exclusiva de los mismos, pero dato imprescindible a la hora de evaluar las
consecuencias de “Dibujar a Mahoma”.
La
afirmación de Heidegger respecto de que en “Occidente” el fenómeno fundamental
de la Edad Moderna “es la conquista del mundo como imagen”.
Cuestión
que debería ser leída a partir de lo que J.Lacan definió como “discurso
capitalista”, y el nuevo orden que introduce con el dominio de la Técnica y el
Mercado.
Por
último, citaremos otra frase del artículo: “el desafío simbólico de los
dibujantes era respondido por una materialidad de la muerte que generaba otro
tipo de imagen”.
En
relación a esa escena transmitida en forma planetaria del policía herido, que mira al agresor que culmina “su tarea con
cruel facilidad: los dos disparos de la Kalashnikov”.
4.
La “Imagen Reina” es una célebre frase acuñada por J.A.Miller en ocasión del V
Encuentro Brasileño del Campo Freudiano (Río de Janeiro, 1995).
En
la conferencia de apertura, demuestra como las imágenes reinas se coordinan con
el goce del sujeto, a partir del fantasma, “son el lugar donde lo imaginario se
amarra al goce”.
El
Fantasma como frase-imagen, donde predomina un movimiento repetitivo siempre
cerrado sobre sí mismo, es un gran hallazgo del psicoanálisis.
5.
La lógica de la cura que implica la experiencia del análisis, quizás una de sus
grandes distinciones, es la posibilidad de un tratamiento de esa fijeza, que
resulta en lo que Lacan llamó atravesamiento del fantasma.
Las
“servidumbres voluntarias”, descriptas por primera vez por Etienne de La
Boetie, y aludidas expresamente en el texto de J.A. Miller de Le Point del 11
de enero “La ilusión lírica”, se enriquecen con la teoría del fantasma, que las
sostiene, aún más, con la teoría del superyó como exigencia y compulsión.
6.
Como conclusión, para el psicoanálisis queda la posibilidad de dar a conocer que
partiendo de la neurosis como falta de ironía, se puede arribar en su
tratamiento de lo real a ser serio y cómico, irónico y radical.