jueves, 8 de noviembre de 2007

Curso del Servicio de Salud Mental –Hospital Central de San Isidro

Curso del Servicio de Salud Mental –Hospital Central de San Isidro
“Resoluciones Terapéuticas en el Hospital Público y sus Dispositivos”

Clase 29 de agosto 2007- Casuística EFECTOS DE CONTROL

Coordinación: Nilda Hermann

Viñetas clínicas: María Rosa Catoi, Leonardo Itzik, Adriana Rógora y Luciana Nieto.
Puntuaciones breves de doctrina del control en la orientación lacaniana:
Valeria Cavalieri, Belén Almira y Delfina Lima Quintana.


Lic. Nilda Hermann:

Nuestra propuesta en la clase de hoy se orienta en lo planteado por Eric Laurent en “¿Cómo se enseña la clínica?” , donde afirmó “La ignorancia es una pasión más verdadera que el deseo de saber, que se dirige al ideal. Así que, si queremos crear lugares en los cuales haya una atmósfera de pasión, de búsqueda apasionada y que exista tanto a nivel del psicoanálisis aplicado como del puro, esto no puede organizarse sobre el deseo de “saber” sino más bien del deseo de investigar sobre el “no saber”, que es otra cosa.”

Nos interesa esta perspectiva en la formación y nos entusiasma llevarla adelante. Para ello consideramos necesario dar forma viva al dispositivo que allí propuso E. Laurent -sobre las indicaciones de Lacan en 1975 -en torno a la supervisión o control como nueva mansión del decir , en el sentido de un dispositivo institucional con el cual uno se puede aproximar, uno puede recoger esta nueva mansión del decir. Y donde se apunta a tratar de no borrar los momentos de surgimiento de tal dimensión - que pueden dar cuenta de rectificaciones de la posición del practicante, desarrollos ulteriores de la cura, a veces una completa reformulación del caso en términos de la práctica interpretativa con el sujeto que está en juego y no sólo en términos de diagnóstico- y para lo cual propone restablecer las huellas del camino previo al caso presentado con su lógica impecable y evidencia asombrosa. Para así estar atentos al surgimiento de esta nueva mansión del decir y aislar en ella lo que ha surgido como punto de sorpresa, cuidarlo, tratarlo bien, darle su lugar.
El dispositivo que proponemos y que llamamos Efectos de control, es el de presentación de casos tomando las antes mencionadas indicaciones como consignas de trabajo y elaboración.
Un mínimo de automaton ha favorecido esta producción, unas reuniones entre colegas practicantes para trasmitir las consignas y recibir las producciones de quienes se interesaron en presentar su clínica con esta modalidad.
Hemos realizado algunas reuniones periódicas de trabajo que han dado lugar a una casuística que va a ser presentada hoy como resultado de este dispositivo de investigación acerca de los tratamientos dispensados en este Servicio.
Solicitamos la consideración de estas viñetas con el fin de que podamos interesarlos, causarlos y entusiasmarlos a participar en un debate sobre la práctica del psicoanálisis aplicado en el hospital público.

Viñetas clínicas

Lic. Adriana Laura Rógora

M., una mujer realiza tratamiento psicológico y psiquiátrico en el Hospital, ausentándose y volviendo de manera espontánea a pedir atención.

Las entrevistas se centran en sus dichos: “estoy muy angustiada, muy nerviosa, no como, no puedo dormir, siempre igual cuando a mis hijos les duele algo o yo les veo algo raro. Hasta que no confirman lo que tienen yo pienso lo peor. Necesito ver, necesito saber que les pasa, si no pienso que es algo malo. Pienso cáncer”. Puede precisar que siempre fue muy temerosa de las enfermedades y esto se agrava hace algunos años, al perder su trabajo. Dice: “tengo más tiempo para estar mirando a mis hijos, tengo todo el tiempo la vista puesta en ellos. …siento terror, algo en el cuerpo, como si me estrujan el estómago”. Dice estar muy angustiada, su relato es muy acelerado y con total desafectivización.

Poco a poco M comienza a relatar problemas en su matrimonio: “con P está todo mal… pero esto es desde hace mucho tiempo. Cuando lo conocí me atrajo de él que no me diera bola. Todos los tipos me daban bola y él no, y creo que eso me enganchó”.

Consigue un trabajo, conoce a un hombre que “le atrae” y le cuenta a su marido lo que le pasa con él: “yo le conté a P, no quiero que sospeche, porque no pasa nada ni va a pasar. Él es muy celoso, dice que me salvó porque yo andaba con tipos y no tenía nada serio. Dice que era una atorranta”.

Las quejas por su padecimiento frente a las reiteradas “enfermedades” de sus hijos eran constantes e incluso reclamaba: “estoy cansada, siempre estoy igual, creí que esto iba a ser más rápido”.

De esta manera cualquier intervención que hiciera respecto de los hijos tratando de dirigir sus dichos a otro lado no resultaba. M faltaba frecuentemente o llamaba para venir más tarde, a lo que me negaba explicándole que era el horario de otro paciente. Le hacía mención una y otra vez respecto de las reglas de asistencia al tratamiento en el Hospital, le explicaba que cada paciente tiene su horario y en caso de querer modificarlo tendría que proponerlo con más tiempo de anticipación, sin embargo esto se reiteraba.

Decido realizar un control debido a que se me presentan dudas diagnósticas en relación a la estructura y también respecto de la dirección de la cura.
En control la supervisora remarca, más allá de pensar acerca del diagnóstico estructural, mi posición en la cura, indicando de qué manera con esta posición respondía constantemente a la demanda del otro, pudiendo esto aparecer como un obstáculo.

En la entrevista siguiente M cuenta: “estoy mal, como siempre” y continúa diciendo de manera muy acelerada que se siente en la “obligación” de contarle a su marido todo lo que hace: “sin darme cuenta le conté con lujo de detalles lo que me pasa con el tipo que me gusta, no sé cómo se lo dije …” ¿Ah, no?, le digo, a lo que responde sonriendo: “Bueno…, a mí me gusta que sepa que los demás me miran, que le gusto a los demás. Creo que contarle me da un respiro, bueno es una obligación...”. Intervengo diciendo: “no es una obligación para usted, eso a usted le gusta” y la despido.

En la próxima entrevista M relata acerca de la relación con su madre, “mi vieja sale con un tipo muchos años menor que ella y desde entonces está cambiada. Ella me dice: me dediqué todo el tiempo a ustedes, ahora me toca dedicarme a mí”. “Qué me diga eso me mata”. Reconoce que esto la angustia mucho aunque hace esta diferencia: “no soy de llorar de angustia pero con esto no puedo, necesito hablar de lo que me pasa”.

A partir de este momento presenta un afecto diferente frente a sus dichos, se implica en el tratamiento de otra manera. Despliega su preocupación respecto del temor que siente por ser con sus hijos igual que su madre es con ella (“yo me parezco a ella, primero los hijos”), y la importancia que le da a que los demás la vean como la madre perfecta.
En relación a las enfermedades y dolores de sus hijos M ha comenzado a preguntarse si ellos a veces exageran para llamar su atención, dice: “me di cuenta que a veces a mis hijos no les duele nada, pero sobre todo mi nena, ya sabe que ese es mi lado flaco”.

Lic. Leonardo Itzik

1. El caso

Un paciente llega luego de una “crisis” por excesivo consumo de marihuana, hizo dos tratamientos anteriores en los cuales nunca pudo hablar de su sexualidad, tema que desarrolla en la primera entrevista.

Al día siguiente de la primera entrevista la madre del paciente se presenta en el Servicio exigiendo que lo atienda dos veces por semana, antes lo atendían tres veces por semana, en caso contrario lo internaría. Le remarco a la madre las consecuencias de dicha acción, la hago esperar y luego la hago pasar al consultorio para volver a conversar sobre el tema. La madre comenta que sus tres hijos tienen problemas y que ella hizo terapia en algún momento, sin embargo debía interrumpir aquel tratamiento por que su marido se sentía descubierto.

Tanto la psiquiatra que atiende al paciente como el admisor que realiza la derivación consideran que se trata de una psicosis.

A lo largo de las entrevistas relatará el cruce de cables que culmino con una consulta en un Hospital Psiquiátrico.
Recluido en una habitación, fumaba marihuana sin parar, ve agujeros en la pared (luego de sacar los cuadros) y manchas. Llama a la madre y siente culpa por hacerle mal, decide pedir ayuda. Ella se durmió y el le robaba la energía.

Hablará de cierta imposibilidad para hacer cosas, tanto con la música como en el área laboral. Estudia canto con un profesor que lo incentiva para que saque lo que le pasa a través de la voz. Hace intentos por estudiar música en un conservatorio, estos intentos son frustrados por diferentes eventos. La posible separación de los padres, lo tiene desganado, plantea cierto límite: no ir más allá de los padres. El padre tiene cierto conocimiento musical pero nunca se ha dedicado a estudiar, ni hacer música.

2. Pedido de control

Decido realizar el control del caso debido la dificultad diagnostica, y la consecuente dificultad en la dirección de la cura. Puedo recortar ciertos fenómenos extraños, sin embargo es difícil precisar de qué estructura se trata, agregaría la imposibilidad de realizar ciertas acciones.

La presentación de un caso, es el caso del analista que lo presenta, decía Belaga en el curso del año 2005. “El control es un deber ético, una posibilidad del practicante de declarar su practica, un compromiso (…)”

3. Efectos del control
El control posibilitó recorrer las escenas que sostendrían el diagnostico hasta poder despejarlo. La extrema cautela que podría ser necesaria deja lugar ahora a la dirección en varios sentidos: el lazo, la depuración de las escenas de la crisis y la sexualidad para arribar a algo diferente, algo nuevo.

Lic. María Rosa Catoi

El control es éticamente necesario, permitiendo, entre otras cosas, despejar la duda diagnóstica y en consecuencia direccionar la lógica del caso.
Elaborar estrategias para lograr conmover al paciente, en este caso, sacarlo de su discurso metonímico y la confirmación del diagnóstico, en primera instancia, es lo que me lleva a supervisar, sin embargo, terminar la sesión era una ardua tarea difícil de llevar a cabo, aunque me parara y me dirigiera a la puerta el paciente continuaba hablando en la misma posición y tenia que repetirle varias veces que había finalizado.

S.B. es un paciente joven que se presenta en el servicio diciendo que ha hecho muchos tratamientos con distintos profesionales, quienes le diagnosticaron tener ataques de pánico y lo medicaron en consecuencia.

Luego de varios años vuelve a sentir los síntomas y decide recurrir al hospital.
En el transcurso de las distintas entrevistas, noto el monocorde hablar del paciente, metonímico, sin subjetivación en su relato, con una literalidad extrema, comenzando la sesión exactamente por donde había terminado la anterior.

En su narración se hace recurrente su padre, y en tiempo pasado, recuerda que siempre repetía “Yo soy más evolucionado que los otros…si yo me muero se mueren todos”.

Relata una situación donde desde su cuarto escucha discutir a su padre con su hermana, dice “Salí de la pieza y le puse una trompada en el ojo, como tenia anteojos tuvo que venir el medico a curarlo, yo me fui a mi cuarto, el vino después y se disculpó, me dijo, no te hagas problema”.

Al recordar su primer ataque de pánico dice “…ese día me puse a pensar en el universo, en la evolución, en mi mente estaban muchas conversaciones con mi viejo que me aturdían …como que yo estaba de espectador de mis pensamientos y yo quería formar parte… en ese momento me puse a leer un libro de derecho, para enriquecerme y en un mes saber todos los derechos que podía tener, yo quería saber más que mis viejos, pero que ellos no lo sepan, no para ganarle a los demás sino para no estar fuera de la conversación”. Piensa que posiblemente su padre sea la causa de su primer ataque de pánico.

Lo laboral, es un tormento para este paciente, trabaja con su padre arreglando aparatos que nunca puede terminar. Dice volverse loco queriendo arreglarlos, pero a pesar de haber hecho 2 cursos sobre el tema le resulta imposible y lo hace sentir muy mal.

Cuando pregunto que le gusta hacer, habla de la música, cuenta que estuvo en una banda, que toca la guitarra, dice que su padre cuando era joven también había tenido un grupo en el que tocaba la batería, y que nunca supo tocar la guitarra, a lo que respondo, bueno, parece que tu papá no sabe de todo, vos sabes más que él en esto, me mira (como muy pocas veces lo hizo) y esboza una sonrisa, dice “Sí nunca lo pudo hacer, su guitarra estaba archivada hasta que yo la agarré”.

Por primera vez, culminar la sesión no fue difícil, sólo que me anunció de lo que va a hablar en el próximo encuentro.


Lic. Luciana Nieto

M es un adulto joven, dice estar muy deprimido, ansioso y con dificultad para conciliar el sueño. Está separado desde hace un año, y no puede ponerse de acuerdo en nada con su ex mujer. Tiene una hija. Habla de la responsabilidad y el miedo que conlleva la paternidad para él. Cuenta que engañaba a su mujer y dice saber que tiene “parte de culpa” en todo lo que pasó.

Manifiesta que sufre de eyaculación precoz, pero no es un síntoma que a él le preocupe, ya que lo compensa haciendo regalos. Se inicia sexualmente con una mujer mayor que él, y refiere angustiado, que en ese momento era él quien quería tener un hijo. La relación termina porque ella decide abortar.

Ahora había sido su ex mujer la que quería tener un hijo, y creyó que eso la iba a cambiar: “dicen que las mujeres cuando son madres cambian, pero no...” Cuenta que todas sus relaciones terminan “abruptamente”.Relata no poder parar de pensar todo el tiempo en el futuro. Siempre fue muy “acelerado” para todo. Se interviene diciendo que se adelanta, “parece que no podes ir paso a paso” (corte de entrevista).

M concurre al Hospital con una frecuencia semanal a su tratamiento terapéutico, pero esta última semana se “adelanta” y asiste un día antes porque “necesitaba hablar con alguien”.
Al día siguiente, asiste en su horario habitual. Cuenta que le había pegado una cachetada a su ex. Se le señala el punto de responsabilidad en reaccionar “abruptamente”. Cuestión que el paciente advierte, pero continúa sin poder escucharse. Se considera necesario entonces intervenir de forma “abrupta” interrumpiendo su discurso con una pregunta: “¿por qué se había adelantado?”. M se calla, escucha y dice no entender. “Por qué había concurrido al hospital un día antes del convenido”, refiere no saber por qué se “acelera”.
El caso es llevado a control, ya que me resultaba difícil conmover al paciente de esta posición tan rígida en donde solo se quejaba y no podía escucharse.

Es en este espacio donde se pudo ver que la lógica del caso estaba planteada según “su tiempo”. Espacio que me permitió pensar en la introducción de otro tiempo que permitiría ubicar cierto límite a este goce desmedido que lo precipita a la acción acelerada.
De lo que se trataba era de producir una erótica del tiempo, tomar una posición más bien enigmática, desconcertante, en dónde sería el analista el que determinase cuándo y a qué hora iba a ser la entrevista.
Fue así como comencé a citarlo en distintos horarios, cortando las sesiones de forma abrupta y diciéndole que vuelva más tarde. Intentando con esta maniobra del tiempo producir un efecto : “hacer surgir la espera”. Pero el paciente continuaba adelantándose en los horarios. Concurría a ver al Psiquiatra para que le repitiera el certificado que le permitiese no trabajar. Parecía, a pesar de todo, no incomodarse con estos movimientos.

En la última entrevista, concurre al Hospital antes de su horario habitual, para solicitar el certificado laboral. A lo que le respondo, (con el certificado en la mano), que éste será el último certificado que se le dará, pero a la tarde, en su horario.
En la siguiente entrevista, solo llegó 10 minutos antes de su horario y para mi sorpresa, me dijo que estaba mejor, “creo que me asusté, con la cara de enojada que me pusiste”
Intervengo diciendo “¡Ah bueno! Entonces nos vemos el martes”.Esta vez a diferencia de las anteriores, me preguntó si podía venir por la mañana porque por la tarde tenia que entregar el certificado a los médicos laborales. Es decir, que pudo anticipar la situación sin precipitarse a la acción acelerada.


Puntuaciones breves de doctrina del control en la orientación lacaniana

Lic. María Belén Almira
¿Cuál es la particularidad del control en el hospital?

¿En qué difiere supervisar un caso de un paciente atendido en el Hospital o en un consultorio privado? ¿Hay alguna diferencia? Los efectos de control que acabamos de escuchar en las viñetas leídas ¿Dan cuenta de la especificidad del control en el hospital o, en términos más generales, del psicoanálisis aplicado en el hospital? Blanca Sánchez en su texto “El analista controlado es el analista expuesto” plantea dos vertientes: el analista controlado en la supervisión y el analista controlado en sus presentaciones en la comunidad analítica.
Tomando esta segunda vertiente, ¿Cómo podemos pensar los efectos producidos a partir de presentar los casos en las reuniones de equipo de fin de día, en la presentación de viñetas en el curso; en el lazo con los otros? ¿Podríamos hablar en estos espacios de una “super-audición” ?

Lic. Delfina Lima Quintana

Puntuación del texto de Eric Laurent: “Su control y el nuestro”

¿Cuando se solicitaría un control?

El deseo de demandar un control se originaria en el interior mismo del discurso analítico en un punto en que “…deber y deseo se anudan…”. Como dice Lacan en sus Escritos: "De nuestra posición de sujeto somos siempre responsables", tanto el analizante como al analista. Se trataría de la responsabilidad del sujeto en su encuentro con el Otro.

Por lo tanto:
Análisis personal: en el control se revelaría la posición subjetiva del analizante.
En el control: Deseo del analista y Enseñanza se encuentran entrelazados.

Se trataría de dos cosas en la supervisión:
-Evaluar si el analista hace bien de “…semblante del objeto a…”, los obstáculos serían las identificaciones a las cuales el analista permanece atado, semblante como opuesto a identificación. Este punto estaría directamente relacionado con el análisis personal.

-Y por otro lado si constituye o no, por sus prejuicios, un obstáculo a que el saber inconsciente se registre en posición de verdad. Esto estaría íntimamente relacionado con el control.
Laurent define ser semblante del objeto como “…ser cualquier cosa para cualquier sujeto”. Semblante responde al no actuar, entonces se trataría de “…permanecer inmóvil mientras el significante se desplaza”.

Lic. Valeria Cavalieri

Puntuaciones de textos sobre el control de: Assef y Siquiera, Eric Laurent, Guillermo Belaga.

“El Control es la verificación de la estrategia y de la posición del practicante respecto de la transferencia y de la política que permita extraer la lógica de esa cura”. “Es el comentario continuo del acto por el analista. Un instrumento que el practicante tiene para verificar el particular abordaje de lo real que se obtiene por la operación analítica, así como un lugar de constatación posible de la eficacia del psicoanálisis”
En el Control no se trata interpretar la posición subjetiva de aquel que controla sino de ver cómo ésta juega en relación a sus pacientes para maniobrar en transferencia”. Da lugar a un efecto sorpresa, a un efecto sujeto. “El control como parte de la formación es una responsabilidad que cada uno debe asumir por su cuenta y riesgo en la medida en que está en el psicoanálisis...”
En el deseo del analista hay una idea de formación permanente, en contraposición a la idea de "analista realizado", como dice el Dr. Belaga, "es un camino que lleva a afianzar una extraterritorialidad para el psicoanálisis contribuyendo a su devaluación, a poner en cuestión la práctica del psicoanálisis en el hospital"

Debate:

Lic. Raúl Argüello

Intervención:

Interrogantes a partir de la clase sobre el control en Hospital Central de San Isidro

A partir de las perspectivas desarrolladas en la clase sobre el control, quisiera resaltar la referida al par control grupal-individual. Mi interés parte del trabajo de pase diario, reunión de fin de día, supervisión del equipo de urgencia (actividades que tienen lugar en el servicio); por del valor de estos espacios como el lugar de una puesta en palabras frente a otros del trabajo realizado, como salida a las elucubraciones y pre-supuestos con los que se piensa el caso y que dirigen sus intervenciones (cuando la practica se realiza en soledad y en silencio).
La explicitación de estos supuestos y el modo en que retornan en esta puesta en común en un espacio grupal permitirían una mayor claridad.
Frente a estas consideraciones mi pregunta se refiere a la especificidad de la supervisión o el control individual. De este lado podíamos pensar los aspectos transferenciales que se juegan en la elección del supervisor, y el hecho de que en el control el practicante presenta “su” caso, o el hecho de que “lo que se controla es la posición del analista en la dirección del tratamiento”.
Estos aspectos se conectarían con lo mas singular de quien solicita el control, el modo en que sus fantasmas inciden en su lectura y de lo que se juega de la relación de su deseo con el psicoanálisis.


Lic. Ignacio Penecino

Intervención:

De la supervisión grupal o como desorientarse en lo imaginario

Este tipo de dispositivo –el de la supervisión grupal- es de un uso actual llamativo, parece que en los últimos tiempos y en especial luego del 2001 se ha incrementado notablemente. Cuando uno conversa con colegas que participan de este tipo de dispositivos se los escucha decir: “A mi me sirve lo que le marcan al que presenta”.

Dos puntos a tener en cuanta a la hora de pensar tal dispositivo:

1ª) Como marqué anteriormente surge con mayor énfasis luego de que la economía, no solo de los practicantes sino de algunos “analistas” con cierto renombre, se vio afectada; es llamativo que la gran mayoría de quienes participan de este dispositivo son practicantes que recién se inician. Entonces este dispositivo responde más a una lógica de mercado y por ende a un discurso capitalista.

2ª) Que uno se sirva del yerro del otro, deja a las claras de que no se sabe nada del deseo como practicante.

Estamos dentro de lo Valéry llamó “Profesiones delirantes” caracterizada por 5 puntos:

A) La materia prima es la opinión que los otros tienen de uno.

B) En consecuencia, se vive en una eterna candidatura que alimenta por igual el delirio de grandeza y el delirio de persecución.

C) La ley es hacer lo que nadie ha hecho antes y que nadie hará.

D) Cada uno funda su existencia sobre la inexistencia del otro, a quienes hay que hacerles aceptar que no existen.

E) En el corazón de cada uno existe un electrón positivo que repite una frase monótona: Solo hay yo. Solo hay yo, yo, yo. … y un electrón negativo que grita: Si, pero hay un tal… Si, pero hay un tal…tal, tal, tal. Y tal otro, pues el nombre cambia con frecuencia.

Plantear la supervisión grupal dentro del discurso analítico es con sus inconvenientes; su similitud con un Ateneo clínico son para tener en cuenta, como así también lo concerniente al deseo de quien practica.
Si el caso es quien presenta, y se trata de ubicar algo del deseo que hace obstáculo a la dirección de la cura que se está tratando de llevar adelante, lo grupal no es el mejor lugar para que algo de eso ocurra. La vergüenza es un operador que obstaculiza, y muy bien que allí esté, sino no se trata del deseo.


Lic. Marta Coronel
Intervención:

En los cuatro materiales presentados por los colegas puede leerse, que lo que los lleva a pedir supervisión más allá del obstáculo propio de la dirección de esa cura, es el de poner a prueba la responsabilidad que cada uno asumió al iniciarse en la práctica del Psicoanálisis.
Si bien estamos en una Institución hospital, tenemos la posibilidad de practicar Psicoanálisis aplicado, y es en el lugar de la supervisión donde se pueden aclarar o delimitar los campos entre el Psicoanálisis y lo que corresponde a las psicoterapias, evitando los deslizamientos.
Se controla la posición del practicante con respecto a la transferencia en esa cura, y es justamente este punto el que nos aleja del control grupal.
Se trata de viñetas que nos enseñan, o por lo menos así, me parece, sobre los efectos que se producen en el encuentro del terapeuta y el control. Tal como dice J .A Miller en el Banquete de los analistas “El control no tiene ningún valor si se limita a pautar las relaciones del analista aprendiz con sus practicantes. El control no vale nada si no apunta un más allá, esto es, a sus relaciones con el Psicoanálisis”.
No es entonces, solamente la urgencia lo que nos lleva a pedir un control sino por la convicción en la formación del psicoanalista, del deseo en el saber.

Lic. Laura Barriviera
Intervención:
Mi comentario es en relación al control "grupal" pongo entrecomillado ya que se diferenció entre control grupal y control de equipo de trabajo y al hecho de exponerse uno en esa situación.
El equipo de los talleres supervisamos mensualmente, una semana antes en la reunión se discuten los casos que podrían plantear algún interrogante, y sobre esa base se decide en equipo qué paciente supervisar. Se invita al terapeuta y/o psiquiatra que llevan adelante el tratamiento.
Fundamentalmente el control es sobre el hacer en los talleres, sobre la práctica misma, como intervenir con determinados pacientes que presentan ciertas dificultades en el lazo, que estrategias armar y direccionarlas. Generalmente el paciente recorre varios talleres a la vez, de modo que diferentes terapeutas-coordinadores conocen el caso.
De ningún modo quedan a la luz cuestiones individuales de cada terapeuta, ni es el interés del control llegar a ubicar tales cuestiones.

Lic. Nilda Hermann

A mi gusto está claro que no confundimos en este Servicio los niveles de lo colectivo y lo grupal; respecto al control y supervisión de los casos, los materiales clínicos aquí presentados han sido sostenidos por los terapeutas en singular, cada uno se ha responsabilizado tanto de la dirección de la cura como de su modalidad propia de transmisión a la comunidad clínica y epistémica que sostenemos.
Muchas gracias a todos por la participación entusiasta y apasionada que han demostrado en este dispositivo de enseñanza y transmisión, planteando y abriendo el debate sobre los problemas cruciales de nuestra práctica cotidiana en el Servicio, continuaremos con nuestro Curso el próximo miércoles, hasta entonces.



Laurent, E. Conferencia del año 2000 en el marco de actividades del ICBA, en ¿Cómo se enseña la clínica?, Cuadernos del ICBA Nº 13, Bs. As. 2007.
“Es muy sorprendente que uno pueda escuchar lo que les ha dicho un practicante, es sorprendente que a través de lo que ha dicho se pueda tener una representación del que está en análisis, del analizante. Es una nueva dimensión, una nueva mansión del decir (nueva dit-mension). Una nueva consistencia del decir.”

J. A Miller – “Erótica del tiempo y otros textos”

Laurent, Eric “¿Cómo se enseña la clínica?” El mensaje nª12, año 3, julio 2001. Boletín del Instituto Clínico de Buenos Aires

Bibliografía:
Freud, S., (2006) [1910] Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica, en Obras Completas, t. XI, Bs. As., Amorrortu.
García, G., (2000): “¿Dónde fundar al autoridad analítica?”, en D´escolar, Bs. As., Atuel – Anáfora.
Lacan, J., (1988) [1956] Situación del psicoanálisis y formación del psicoanalista en 1956, en Escrito 1, Bs. As., Siglo Veintiuno.
Lacan, J., (1988) [1966] Del sujeto por fin cuestionado, en Escrito 1, Bs. As., Siglo Veintiuno.

2 comentarios:

Leticia M. Figuerdo dijo...

Buenas noches:
Soy esposa de un paciente que padece Esquizofrenia y debo buscar una terapia grupal. tipo taller. Necesitaría me orienten.
Gracias

Carolina Saylancioglu dijo...

Sra. Leticia:
Usted puede acercase al Hospital a las reuniones APEF (Asociación de familiares de pacientes con esquizofrenia). Las mismas tienen lugar los primeros miércoles del mes a las 11 hs. y/o los terceros miércoles a las 18.30 hs., en el consultorio 40 del Servicio de Salud Mental.